La Sociedad Latinoamericana de Etnobiología (SOLAE) fue fundada teniendo como escenario la Casa Museo Garcilaso de la Vega, en Cuzco, Perú, formalizada en el marco de una de las Sesiones solemnes del XI Congreso Mundial de Etnobiología, en junio de 2008. En ese momento histórico se reunieron etnobiólogo(a)s de ocho países latinoamericanos, con la finalidad de constituir una sociedad científica que unificara y fomentará el quehacer etnobiológico en los países de América Latina. Los países representados en la constitución de la SOLAE fueron: Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Chile, México, Perú y Venezuela, y como países invitados: Bélgica y Estados Unidos de América. Antes de este VII CLAE a realizarse en Tlaxcala, Mexico, la SOLAE celebraron los siguientes congresos latinoamericanos: el I CLAE en Pachuca, Hidalgo, México (2009), el II CLAE en Recife, Pernambuco, Brasil (2010), el III CLAE en La Paz, Bolivia (2012), el IV CLAE en Popayán, Cauca, Colombia, el V CLAE en Quito, Ecuador, el VII CLAE en Sucre, Bolivia.

Justificación
Así como cuenta con un mayor número de grupos, redes de investigación y de estudiantes interesados que han generado considerables publicaciones especializadas.
La Etnobiología es una disciplina que tiene como objetivo estudiar las relaciones entre los grupos humanos y su entorno natural, identificando y comprendiendo la manera en que las mujeres y los hombres, en sus distintas culturas se relacionan con la naturaleza, generando diversas cosmovisiones e interacciones en sus prácticas.
Más allá del interés académico, una de las metas más importantes que tiene la Etnobiología es contribuir al diálogo de conocimientos y al reconocimiento de las prácticas ancestrales y tradicionales.
Estas prácticas y saberes, muchas veces han sido desplazados por conocimientos y modos de vida desapegados al territorio, impuestos por la sociedad moderna que ha desvalorizado los conocimientos locales y otras maneras de atender y cuidar la vida. Por ello la Etnobiología no sólo es una disciplina académica, tiene el compromiso de trabajar con las comunidades locales para colaborar con procesos de autogestión y conservación de nuestro patrimonio biocultural latinoamericano, además de contribuir a tener un mundo más diverso y justo.
Es así que este Congreso es un llamado a reconectar con las raíces profundas que conforman tal bioculturalidad.